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¿Son las habilidades del trabajador de alfabetización suficientes para el proyecto?
¿Quién en la comunidad quiere aprender a leer y escribir?
¿Cuál es la motivación del aprendiz para alfabetizarse?
¿Tiene el educador suficiente tiempo para este esfuerzo?
¿Hay sufficiente apoyo comunitario?
¿Hay algo para leer?
¿Cuáles son las oportunidades de éxito?
¿Cuáles son los costos y beneficios?
En cualquier comunidad, la alfabetización es solamente una de muchas necesidades. La comunidad puede necesitar un buen abastecimiento de agua, mejores formas de producir o almacenar cosechas, servicios primarios de salud o mayores oportunidades para devengar ingresos, además de la alfabetización. El encargarse de cualquiera de estas necesidades toma tiempo y recursos, los cuáles están muy limitados en muchas comunidades en desarrollo.
La primera labor de un trabajador de la comunidad interesado en la alfabetización es la de descubrir dónde la alfabetización tiene su lugar en las prioridades de la comunidad y cuánto tiempo y recursos pueden dedicar los miembros de la comunidad a las actividades de alfabetización Un breve estudio de viabilidad puede decirle al trabajador si la alfabetización es una necesidad de prioridad del pueblo, si posibles aprendices tienen la motivación y el tiempo necesarios para participar en las actividades de alfabetización y si los recursos, apoyo y habilidades necesarias existen para comenzar un esfuerzo de alfabetización.
Un estudio de viabilidad no necesita
ser detallado, pero las respuestas a un número de preguntas importantes pueden hallarse
antes de que se lleve a cabo un esfuerzo de alfabetización.
El educador quizás tenga que planificar el curso'
adiestrar y guiar a los maestros, desarrollar un currículo, preparar ayudas de
instrucción y conducir la enseñanza directamente. Si el educador está empezando sin la
ayuda de programas existentes, debe evaluar sus propios talentos y decidir si tiene los
recursos que exige el proyecto. Los miembros de la comunidad, así como los programas
existentes y los aprendices, pueden suplir recursos para apoyar al educador. El uso
provechoso de todos estos recursos es importante para el éxito del proyecto. Aún así,
por lo menos al principio, el educador tendrá tareas especificas que realizar y debe ser
capaz de hacerlas bien.
Para enseñar a leer y escribir, el maestro debe estar bien informado y debe ser letrado en el lenguaje de instrucción. Un educador no tiene que ser oriundo del país de origen del lenguaje, pero debe tener un nivel mínimo de fluidez. La mayor dificultad es la de no ser capaz de producir los sonidos que corresponden a las letras que está enseñando. La pronunciación correcta de cada una de las letras en el alfabeto es vital para que los aprendices entiendan y reconozcan las mismas. La pronunciación puede ser difícil para aquellos que tienen niveles bajos de fluidez en el lenguaje.
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Si el educador no tiene suficiente destreza en el lenguaje, puede considerar otro rol en vez de enseñar en el proyecto. Algunos educadores se han sobrepuesto a sus propios problemas de fluidez al reclutar la ayuda de alfabetas oriundos del país donde el lenguaje en cuestión es el vernáculo. Otros han bregado con este problema utilizando los nombres de objetos que comienzan con el sonido correcto para que los estudiantes puedan entender, pero ésto requiere alguna fluidez en el lenguaje. Si la destreza linguística del educador es pobre, él puede diseñar un programa que dependa de maestros locales o de ayudas educacionales que compensen la deficiencia en el lenguaje. Esos recursos deben estar disponibles si el proyecto ha de tener éxito.
Un contraparte de la comunidad puede ser de gran ayuda para la solución de muchos de estos problemas. El educador debe hacer todo lo posible para identificar a miembros interesados de la comunidad y trabajar de cerca con ellos en el proyecto. Este contraparte puede complementar las habilidades del educador, brindar discernimiento valioso y ayudar a asegurar que el proyecto funcionará eventualmente independiente del educador.
Por supuesto, la alfabetización no
es una proposición de "todo o nada". El educador puede darse cuenta que no
tiene todas las habilidades necesarias para implementar un proyecto grande y no puede
proveerlas mediante su contraparte o de otras personas en la comunidad. En esta
situación, él puede comenzar el proyecto a pequeña escala, quizás enseñándole a una
sola persona. Entonces, a medida que sus habilidades aumentan y se desarrolla el apoyo
comunitario, puede ampliar el enfoque del proyecto.
La alfabetización está considerada como valiosa
por casi todas las personas. Cuando se le pregunta a alguien si quiere ser alfabeta, la
persona (si no sabe leer o escribir, por supuesto) contesta que si por lo general. El
valor social que se le ha dado a la alfabetización le añade motivación personal y apoyo
comunitario a los programas de alfabetización. Sin embargo, para que un programa tenga
éxito, los aprendices tienen que haber estado convencidos por si mismos que la
alfabetización es algo que ellos quieren y necesitan.
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Para el estudio de viabilidad, el educador debe ir más allá de solamente preguntarle a la gente si quieren ser alfabetas. Los posibles aprendices deben ser cuestionados sobre por qué quieren aprender a leer, cuánto tiempo le van a poder dedicar al estudio y sobre si ésto es algo para lo cuál ellos quieren trabajar o solamente algo que creen que deben hacer.
(El capítulo cuarto menciona consejos específicos sobre cómo hacer una evaluación de las necesidades que proveerán respuestas detalladas a estas preguntas.) Un educador puede encontrar ayuda si le pide a los aprendices que hagan alguna clase de compromiso antes de que comienze la clase. Esto puede incluir trabajo para arreglar el sitio de estudio, o un compromiso de pago de alguna forma (comida, por ejemplo) para los maestros, o algo similar. Este compromiso debe indicar la magnitud del deseo de aprender.
Las respuestas a estas preguntas
también ayudarán a determinar la población mejor adaptada para el proyecto de
alfabetización, el grupo de donde vendrá la mayor parte de los aprendices. Cuando se les
pregunte sobre la alfabetización, los miembros de algunos grupos pueden mostrar mayor
interés que otros en la comunidad. Así pues que, aunque la población-objetivo puede
incluir a toda la comunidad, puede que sea un grupo más pequeño, como los hombres
jóvenes del pueblo, mujeres asistiendo a clínicas de salud, agricultores en los corrales
o vendedores en el mercado.
El educador debe conocer lo que los aprendices
quieren hacer con sus nuevas habilidades. Este discernimiento sobre la motivación de los
aprendices será de ayuda más adelante en el diseño del currículo.
Algunas personas quieren aprender a leer simplemente para ser alfabetas y no ven ninguna necesidad funcional para esa destreza en su vida. Para estas personas, el deseo de aprender no es suficiente.
Si los aprendices perciben una necesidad especifica para la alfabetización, tendrán una mayor motivación para aprender. Esta motivación será el factor principal que contibuirá a la realización de los objetivos del proyecto. Si los aprendices no están seguros de por qué quieren aprender o de lo que harán con la alfabetización depués del curso, su motivación puede no permitirles realizar las difíciles tareas que tendrán que desempeñar.
Una declaración general de motivación, tal como "Yo quiero aprender a leer y escribir", puede ser una señal de baja motivación. Declaraciones específicas como "Yo quiero aprender a escribirle cartas a mi familia" o "Quiero aprender a leer instrucciones en el trabajo" muestran motivaciones mayores así como un conocimiento de cómo se puede poner a buen uso la alfabetización. Si las declaraciones de motivación están ligadas a aspectos importantes de la vida, como el trabajo, y describen beneficios directos para el aprendizaje, la motivación será aún mayor. Por ejemplo, si el aprendiz dice que quiere aprender a leer y escribir para avanzar hacia una posición más alta en su trabajo y tiene una buena razón para creer que ésto será así, su motivación para leer y escribir será apoyada por la motivación para avanzar en el trabajo.
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La cantidad de tiempo requerida para el proyecto
depende de sus metas. Para enseñar una destreza especifica como leer la información en
un boleo de fertilizante, dos semanas pueden ser suficientes. Lograr que los adultos
alcanzan un nivel de alfabetización donde puedan leer y escribir cartas sencillas puede
tomar de seis meses a un año. Las tareas más complejas tomarán aún más tiempo.
Si el educador ha de enseñar las clases así como ayudar a organizar y administrar el esfuerzo, el proyecto le tomará mucho de su tiempo. Si tiene otras obligaciones laborales, puede que se esté extendiendo demasiado. Si está a punto de terminar su estadía en la comunidad, puede que no tenga tiempo suficiente para completar su trabajo. El educador tiene que considerar todos estos puntos cuidadosamente para evitar el crear falsas imágenes de algo que no puede cumplir. El factor del tiempo requiere un envolvimiento temprano de la gente local que pueda continuar el proyecto después de que se marche el educador. Un compromiso fuerte del contraparte para continuar el trabajo después de que se haya marchado el educador, extenderá el tiempo efectivo del proyecto.
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Cuando se discute por primera vez la idea de un
programa de alfabetización, la comunidad puede darle mucho apoyo verbal. El educador debe
ser bien claro sobre el verdadero apoyo que él necesita y asegurarse de que los recursos
adecuados económicos, materiales y humanos existen y pueden ser dedicados al esfuerzo de
alfabetización. Una comunidad cuya prioridad mayor sea la de obtener acceso al cuido de
la salud o a tener agua limpia, puede no estar dispuesta o ser capaz de asignarle a la
alfabetización sus escasos recursos comunitarios, aún cuando un número de los miembros
de la comunidad quieran participar como aprendices.
Antes de comenzar un proyecto de planificación detallada, el educador debe tener una idea general de qué recursos ha de necesitar - espacio, salarios para maestros, fondos para materiales, asistencia técnica y demás. Uno de los recursos mas importantes es el apoyo de la gente clave de la comunidad.
Las comunidades rurales tienen por lo general estructuras de poder y liderazgo bien establecidas. La gente más importante en la estructura de liderazgo debe estar de acuerdo con el proyecto y apoyarlo para que éste pueda tener éxito. Si el programa de alfabetización es considerado como una amenaza o como una pérdida de tiempo por los líderes de la estructura de poder, el proyecto puede fracasar. Un educador puede tener todos los maestros y materiales, pero puede que le falte el apoyo de una persona importante, y éso puede que haga fracasar al proyecto.
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El educador tiene que analizar lo que necesita hacer para obtener el apoyo verbal del liderazgo de la comunidad. Debe asegurar el compromiso de la estructura de poder que influya en las vidas de los aprendices antes de comenzar el proyecto. De esta forma, puede asegurar que el programa no será interrumpido por patronos que quieran controlar el tiempo de los aprendices y que la ayuda de los oficiales locales estará disponible cuando se necesite en problemas específicos.
Estas mismas personas también pueden proveerle al programa otros recursos. Los patronos pueden estar dispuestos a darles tiempo libre a los aprendices para que éstos estudien, o darle incentivos para aprender aumentándoles el salario a los aprendices que estén progresando en el programa. La gente de la comunidad y los oficiales locales pueden estar dispuestos a contribuir con libros o dinero, o permitir el uso de una escuela después de las horas regulares de trabajo. Todos estos recursos pueden ayudar al mayor éxito de un programa.
Hay también gente clave dentro de un grupo de aprendices. Dentro de cada grupo, algunas personas tienen mayor control que otras. El educador debe identificar los líderes dentro del grupo de posibles aprendices e incluirlos en la planificación del proyecto. Estos, a su vez, estarán disponibles para promover el proyecto entre el grupo, y su participación en el proyecto ayudará a atraer y mantener interesados a los aprendices.
El rol de participación en proyectos a nivel de la comunidad ha sido reconocido por bastante tiempo. Un estudio de los proyectos de desarrollo agrícola por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) encontró que la participación comunitaria fue el factor contribuyente más importante para el éxito del proyecto. Cuando se analizó esa participación, la comunicación formal bilateral fue señalada como el elemento más importante. Esta comunicación consistía de reuniones formales, conducidas regularmente, donde los clientes del proyecto podían hablar con el personal del proyecto, aprender sobre el mismo y ofrecer sus sugerencias. En estas reuniones, el personal del proyecto respondió a las sugerencias y luego informó sobre la acción que habían tomado sobre las mismas.
En Tanzania, los proyectos de alfabetización se organizaron a nivel local con un alto grado de participación comunitaria. La participación tomó la forma de comités de gobierno que escogían a los maestros, decidían sobre el contenido y hacían arreglos sobre sitios de reunión y la producción de nuevos materiales de lectura.
Aún en la etapa del estudio de
viabilidad, el envolvimiento de la comunidad debe tener un rol principal. A medida que el
educador explora la posibilidad del proyecto y trata de asesorar sus oportunidades de
éxito, debe llevar a cabo reuniones regularmente con la comunidad para discutir lo que
él piensa hacer y pedir consejos. De ese diálogo proviene información esencial para el
diseño del proyecto y el apoyo que asegurara que los recursos de la comunidad estarán
disponibles para el proyecto.
Un ambiente que provea oportunidades para la lectura
y escritura es necesario si los aprendices han de poner en práctica lo que han aprendido.
Muchas veces no hay suficiente material para que los nuevos alfabetas lean, especialmente
cuando la instrucción se conduce en lenguajes autóctonos. La necesidad de literatura
para leer es importante para el continuo interés en el aprendizaje, y es también un
factor en el nivel de éxito que pueda lograr el proyecto.
Los analfabetas pueden hablar un lenguaje que no tenga una amplia literatura escrita. Los programas de alfabetización en esos lenguajes pueden servir como base para el aprendizaje de un lenguaje nacional como el inglés y el francés, o pueden ser diseñados con una orientación funcional más especifica.
Aún en lenguajes que tienen literatura extensa, como el español, si el aprendiz no tiene acceso a los materiales escritos a su nivel de lectura, puede perder su destreza en la lectura.
En una evaluación de un proyecto grande de alfabetización en Colombia, el acceso a un periódico escrito en forma sencilla e interesante para los adultos, "El Campesino", produjo la mayor correlación con el nivel de destreza. Esta correlación fue aún mayor que con la asistencia a la escuela formal.
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Como parte del estudio de
viabilidad, el educador debe identificar las fuentes locales y nacionales de materiales de
lectura que puedan ser utilizadas durante y después del curso de alfabetización. Debe
también explorar las maneras de producir literatura a nivel local. Por ejemplo, cuentos
del folklore tradicional se han grabado y transcrito en Senegal, Malí y Tanzania para
proveer materiales de lectura. El educador debe identificar los lugares donde él ve a la
gente leyendo y el propósito de su lectura como una indicación de las clases de
materiales de lectura que son populares y que están disponibles.
El aprender a leer es difícil para los adultos por
una variedad de razones, y el educador puede que no tenga mucho éxito en un programa
general de alfabetización. El educador debe preguntarse si está dispuesto a trabajar
arduamente en un programa ambicioso que pueda beneficiar solamente a unos pocos
aprendices. El puede que tenga más éxito con un enfoque más limitado, como lo es la
estrategia de alfabetización funcional o especifica.
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El educador querrá aprender qué
tipo de actividades de alfabetización han sido probadas en el pasado, y su nivel de
éxito o fracaso. Al preguntar sobre los esfuerzos pasados y al analizar cómo la
comunidad ve dichos esfuerzos, puede descubrir datos valiosos que le ayudarán a
planificar una nuea actividad.
Un análisis formal de los costos y beneficios puede
ir más allá del enfoque de un proyecto pequeño. Pero, un conocimiento de las
percepciones comunitarias de los costos y beneficios puede ser de gran ayuda en la
planificación. El costo de alfabetizar a un grupo de adultos puede ser bien alto, pero la
comunidad puede percibir los beneficios como superiores y justificadores del esfuerzo. El
estudio de viabilidad puede demostrar que el proyecto será difícil y puede proyectar una
tasa modesta de éxito, pero aún ésto está lejos de ser un absoluto fracaso. Si el
esfuerzo parece que va a tener algún éxito, los beneficios que se obtendrán
justificarán el trabajo.
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